A través de sus propias experiencias de trauma y dolor en su país nativo Ruanda, Eliane comparte sus pensamientos sobre su camino hacia el liderazgo. Lo siguiente es un extracto de su artículo que fue publicado en el NY Times en su plataforma online de «Pensamientos de Avanzada» en Educación en el cual menciona sus experiencias en el evento de lanzamiento de la Declaración de Fuji en Mayo 2015.  Eliane es  sigantaria honoraria de la Declaración de Fuji. Es Catedrática de Práctica en la Universidad McGill y Directora Ejecutiva de C.L.E.A.R. Desarrollo Internacional Inc.

Veinte años después del genocidio de Ruanda, me encontré , junto con otros 10.000 participantes en la base del Monte Fuji en Japón recitando: » La paz prevalece en cada país del planeta» en sus idiomas oficiales. Esta reunión había sido encabezada por Masami Saionji para el lanzamiento de la Declaración de Fuji para «iluminar nuestro camino al futuro que será testigo del comienzo de la creación consciente de una civilización sustentable, humana y espiritual». Como Directora de la Fundación Goi para la Paz, Masami continúa el trabajo de su mentor Masahisa Goi, quién, luego de ser testigo del lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima, dedicó su vida a rezar por la humanidad e inició la oración: «La paz prevalece en la Tierra» (May Peace Prevail on Earth).  Unos días antes, esa misma semana, un grupo pequeño se reunió en Tokio en la Universidad de las Naciones Unidas provenientes de diferentes rincones de la tierra y de diferentes disciplinas. «Lo que más me emocionó de esta reunión fue  la importancia y los espacios de facilitación asignados para permitir que la sabiduría emergiera de la riqueza de juntar a personas tan distintas a reflexionar sobre un propósito común.”

El grupo más pequeño pasó todo el día escuchando aquello que nos ha reunido, reflexionando sobre las semillas del cambio, las visiones compartidas y las ideas para llevar a la acción y nutrir la intención de la Declaración de Fuji, para revitalizar el reconocimiento de quienes somos, y como nos relacionamos entre nosotros, con la tierra y con el cosmos.»

No importa como llegamos al mundo, todos enfrentamos el dolor y la pérdida, y alentados, podemos conectarnos con un sueño que tenemos para nosotros mismos y el mundo, y con los valores que sostenemos como consecuencia de esto.

Parada al pie del Monte Fuji, recitando La paz Prevalece en cada país del mundo y viendo la procesión de abanderados bajar de los costados de la montaña, y cada uno de ellos llegar al escenario para escuchar la oración recitada en su idioma oficial, surgieron en mi mente y mi corazón diferentes momentos de mi vida. Me vi a mi misma en 1994, escuchando los informes sobre Ruanda y sintiéndome desahuciada . Me vi a mi misma cayendo y levantándome ante la pérdida de mis padres una década más tarde, transitando los cambios de carreras, transformándome en madre y me sentí conectada con cada persona rezando conmigo por la humanidad en este hermosa día en Japón, sumada a otros 7000 a través del ciber-espacio. Todo esto me hizo darme cuenta que las personas van a continuar reuniéndose en diferentes lugares del mundo para orar por si mismos y por otros, para alcanzar un sentimiento de Ser Uno, que algunas veces tenemos la oportunidad de sentir.