El concepto de un universo viviente: un patrón auto-consistente de pensamientos, conceptos y presunciones acerca de la naturaleza de la realidad está emergiendo ´rápidamente. Por decirlo simplemente, estamos viendo un profundo cambio de una visión no-viva del universo a una visión que considera al universo como especialmente vivo. Esta perspectiva no es realmente “algo nuevo” ya que hace más de dos mil años, Platón dijo: “El universo es una única criatura viviente que abarca todas las criaturas vivientes dentro de sí”.

Lo que es nuevo es como esta perspectiva de sistemas vivientes está utilizando descubrimientos científicos para validar este paradigma emergente , el cual considera al universo como un sistema unificado que es sostenido continuamente por un flujo de una fenomenal cantidad de energía y cuya naturaleza esencial incluye “consciencia” o dicho de otra manera una capacidad auto-reflexiva que permite a los sistemas en cada escala de existencia una porción de libertad de elección.

Una identidad bio-cósmica: El paradigma de un universo viviente revela que somos mucho más que seres biológicos cuya identidad no se extiende más allá de nuestra piel. Por el contrario, somos seres bio-cósmicos que participamos en la vida de un universo viviente. La energía de la vida divina se vierte y sostiene el universo entero. Despertar a nuestra identidad, tanto individual como íntimamente interconectada dentro de un universo viviente, transforma nuestros sentimientos de ser una existencia separada y una especie arrogante que amenazan nuestro futuro. Somos participantes en un jardín cósmico de vida que el universo ha estado nutriendo pacientemente por muchos billones de años. Un universo viviente nos invita a cambiar de sentimientos de indiferencia, temor y cinismo a sentimientos de curiosidad, amor, asombro y participación.

Un propósito incomparable: Vivir es más que solo “no morir”. Nuestro propósito de estar aquí es el de aprender cómo vivir sustentablemente y compasivamente dentro de un universo viviente. Nuestra vida es un don del universo y la forma en que elijamos vivir es nuestro don al universo. Estamos en una sagrada travesía de descubrimiento. En libertad, estamos descubriendo nuestra identidad de seres de dimensiones tanto terrenales como cósmicas.

Después de 14 billones de años de evolución, estamos en la Tierra como agentes de acción auto-reflexiva y creativa en un tiempo de gran transición para toda la comunidad de la Tierra.

Una civilización planetaria próspera: a través de la historia la capacidad humana de auto-reflexión consciente se ha desarrollado progresivamente, del mundo mágico de agricultor/cazador, a un mundo basado en la agricultura, y luego el mundo dinámico de la sociedad urbana-industrial, y ahora a una perspectiva holística y una consciencia colectiva, rápidamente despertando en nuestro cerebro global. Esta nueva consciencia provee las bases para una nueva civilización global. Si nuestras vidas están alojadas dentro de una vida mayor de un universo vivo, entonces es conveniente que tratemos a todo lo que existe como vivo y valioso, merecedor de respeto. Cada acción tiene consecuencias éticas que reverberan a lo largo del ecosistema del cosmos viviente. Nuestro propósito colectivo cambia de buscar una forma de vida con un alto consumo hacia formas más simples de vida que nos permitan conectarnos más directamente con el universo viviente del cual somos una parte integral. El camino de la Humanidad de despertar ha llegado a un punto de inflexión crítico. Ahora nos enfrentamos con el desafío supremo de vivir sustentablemente sobre la Tierra, en armonía con los demás, y en comunión con el universo.